1. Esmeraldas colombianas: el embrujo verde


Un color que identifica a Colombia tanto como los tres de su bandera, es el verde: el de las extensas praderas, montañas y reservas naturales; el verde que pinta muchos de sus fértiles paisajes y que enmarca ríos, quebradas y cascadas; el verde de la selva amazónica y de la espesa jungla que bordea las costas sobre el océano Pacífico.
A Colombia también la identifica un verde brillante que no se nota a simple vista y que está engullido por las montañas de la Cordillera Oriental entre los departamentos de Boyacá y Cundinamarca. Es el verde de sus esmeraldas, las más famosas del mundo.

2. El café, una razón para viajar a Colombia


Las tiendas Juan Valdez en la calle 57 de Nueva York y en Washington, justo al frente de la Casa Blanca, más que marca en zonas estratégicas, son la imagen de Colombia representada en estas dos avenidas más famosas del mundo por una taza del café más suave y delicioso del mundo.
El café de Colombia crece en las montañas del Triángulo del Café, en las Cordilleras de los Andes, pero su sabor y aroma se encuentra por todas partes, viajando en el humo seductor de un tinto recién hecho.

3. Ecoturismo en San Andrés: un plan verde en el paraíso


San Andrés sorprende desde el momento en que, a través de las ventanillas del avión, se ve el mar de los siete colores y un pequeño punto verde intenso que se agranda cada vez más hasta dejar ver sus playas blancas y sus palmeras mecidas por el viento.
Una vez en tierra, es fácil darse cuenta de que hay un encanto tan poderoso como el atractivo de sus playas: su naturaleza. No sólo las palmeras adornan el paisaje sino también manglares, ceibas y varias especies de coloridas flores silvestres. En el mar, el festín visual imprime una huella de coral que no se borrará con el tiempo.
En medio de este paisaje de ensueño habitan cangrejos azules y negros, tortugas, iguanas y lagartijas tornasoles y verdes, decenas de especies de aves, e inesperadas cantidades de peces que siempre están vestidos de carnaval. Todo esto rodeado de una cultura de origen multiétnico que embellece el panorama y lo llena de calidez humana.

4. Casonas y haciendas cafeteras


Algunos de los atractivos del Triángulo del Café, además de los hermosos paisajes y la hospitalidad de su gente, son las construcciones que conservan la arquitectura tradicional de la cultura cafetera y acogen a los viajeros para entregarles experiencias memorables.
Por los caminos de la tierra del café se divisan suntuosas, rústicas y hermosas haciendas que llaman la atención con una mezcla infinita de colores y pasillos adornados por heliconias, orquídeas y helechos con hojas rebosantes.
En medio de cafetales o a las afueras de la ciudad, algunas de estas tradicionales casonas ofrecen exclusivos servicios de hospedaje a los visitantes de la región.
Es la posibilidad para interactuar con una cultura y una tierra prósperas, disfrutar de los increíbles paisajes e incluso conocer los procesos de cultivo y producción de café y todo el encanto que irradia esta deliciosa bebida colombiana.

5. Tour de los fantasmas en La Candelaria: El fascinante encuentro con la historia y la leyenda


El barrio La Candelaria de Bogotá nace en el piedemonte de los cerros orientales de Monserrate y Guadalupe. Su extensión es de 181 hectáreas, siendo una de las localidades más pequeñas de la ciudad. Pero el tamaño de La Candelaria, barrio y localidad, es contradictorio con el inconmensurable archivo histórico que conserva y todo su inventario cultural.
En esa céntrica zona de la capital colombiana ocurrió buena parte de los acontecimientos que señalizaron el destino, no solo de la ciudad, sino de toda la nación. Sucedida la fundación de Bogotá en 1538, en la hoy bohemia y particular plazoleta del Chorro de Quevedo, inició el levantamiento de lugares y el desfile de personajes, cuyo legado es uno de los más valiosos patrimonios bogotanos.